
Feijóo aconseja a Sánchez seguir pasos de su hermano y dimitir
"España necesita soluciones, no sumarios judiciales. España necesita políticos limpios, no políticos que se sienten en los banquillos ante los juzgados"
Feijóo ha dejado claro que el PP no pretende ser una verdadera oposición. La falta de estrategia, la sumisión a las reglas impuestas por otros y la renuncia a la movilización convierten al partido en un mero espectador de los acontecimientos
Política05 de febrero de 2025 AEEl Partido Popular bajo el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo ha demostrado, una vez más, su falta de estrategia y determinación para ser una verdadera oposición. En lugar de marcar su propia agenda política, el PP ha optado por adaptarse al guion que dictan otros, renunciando a la movilización en la calle y limitándose a la actividad en redes sociales.
Esta postura convierte al partido en una «no-oposición» que, en lugar de enfrentarse con firmeza a la izquierda, la blanquea con la esperanza de que caiga por desgaste.
Un liderazgo débil y sin confrontación
El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, reafirmó en la Junta Directiva Nacional su visión de una «oposición inteligente» que, en sus propias palabras, «se vaya adaptando para obtener el resultado querido«.
Según fuentes internas del partido, Feijóo insistió en que su estrategia pasa por no perder el apoyo de los diez millones de votantes pensionistas, lo que implica evitar confrontaciones directas.
Pero esta postura conciliadora no es vista con buenos ojos por todos dentro del partido. De hecho, en la última reunión, varios dirigentes considerados críticos estuvieron ausentes.
Entre ellos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el presidente de Aragón, Jorge Azcón; el de Valencia, Carlos Mazón; el de Galicia, Alfonso Rueda; el de La Rioja, Gonzalo Capellán, y el líder del PP catalán, Alejandro Fernández. La ausencia de estas figuras evidencia un creciente descontento interno con la estrategia de Feijóo.
La renuncia a la movilización en las calles
Uno de los puntos más polémicos de la intervención de Feijóo fue su negativa a convocar movilizaciones en la calle.
Según una fuente presente en la reunión, Feijóo señaló que que hay que adaptarse a la nueva política que ha impuesto Sánchez, «El guion de la obra de teatro ha cambiado y ya no es el guion que todos manejábamos en la política, y tenemos que adaptarnos a lo que ha cambiado, y vamos reescribiendo el guion conforme a lo que vaya cambiando y amoldarnos a lo que tenemos enfrente.»
Esta postura refleja la sumisión del PP a las reglas impuestas por Pedro Sánchez, sin desafiar su modelo ni ofrecer una alternativa real. En su lugar, Feijóo ha apostado por la presencia en redes sociales, confiando en que «hay que replicar el mensaje en otros medios», pero sin tomar la iniciativa en las calles.
Un PP resignado a esperar el desgaste del adversario
El Partido Popular, en lugar de liderar una oposición contundente, ha optado por una estrategia pasiva, confiando en que la gestión de Sánchez se erosione por sí sola. Pero esta táctica supone un grave error, ya que Sánchez sigue avanzando con su agenda totalitaria sin encontrar una resistencia real.
La falta de movilización y la renuncia a marcar un camino propio solo conducen al debilitamiento del PP y a la desilusión de sus votantes. Con una estrategia de este tipo, el Partido Popular se arriesga a convertirse en un partido irrelevante, incapaz de capitalizar el descontento ciudadano y de ofrecer una alternativa sólida al actual Gobierno.
Feijóo ha dejado claro que el PP no pretende ser una verdadera oposición. La falta de estrategia, la sumisión a las reglas impuestas por otros y la renuncia a la movilización convierten al partido en un mero espectador de los acontecimientos.
Mientras la izquierda sigue avanzando con su agenda, el PP sigue esperando, sin rumbo, a que el adversario caiga por desgaste. Pero la política no funciona así: sin acción, sin confrontación y sin liderazgo, Feijóo está condenando al Partido Popular a la irrelevancia.
"España necesita soluciones, no sumarios judiciales. España necesita políticos limpios, no políticos que se sienten en los banquillos ante los juzgados"
"Y yo voy a tratar de explicar a los dirigentes de Vox que hay algo muy importante que tenemos que hacer, dejar de mirarnos el ombligo y mirar hacia fuera, mirar hacia la gente"
Aquí lo único que hay es una persona, que es una persona honesta, que tiene una formación, con un amplísimo currículum, que se presentó a una plaza, que la ganó por sus aptitudes y que, sin embargo, se ha visto sometido a esta persecución por parte de organizaciones ultras
“El camino no será fácil y la resistencia será incansable, pero frente al negacionismo, la ciencia y frente al bulo, la verdad”
"Si nosotros llegamos a pedirle que no tiene nuestra confianza, el siguiente paso es pedir que convoque elecciones, y a partir de aquí es él el que debe decidir"
Abascal ha defendido que «Vox no ha cambiado de planteamientos» y atraviesa situaciones similares a las del resto de partidos
Pedro Sánchez ha dado un nuevo paso en su estrategia de legislar sin control parlamentario, modificando una ley aprobada por las Cortes en su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE)
Telefónica ha anunciado la inversión de 500 millones de dólares —unos 487 millones de euros— en los próximos dos años en Venezuela en el despliegue de redes de telefonía móvil tres semanas más tarde de que el Gobierno de Sánchez haya consumado la toma de Telefónica
"España necesita soluciones, no sumarios judiciales. España necesita políticos limpios, no políticos que se sienten en los banquillos ante los juzgados"
Ha demostrados sus verdaderas intenciones de nuevo. Una vez más han traicionado a sus votantes. En lugar de promover la competitividad europea, como afirman, en realidad el PPE se alinea con los grupos de izquierda
"Nunca nos olvidaremos que fueron los ideólogos de la cuarentena cavernícola que implicó, acorde al Estatuto de Roma de 1998 (artículo 7.k) cometer, en complicidad con todos los Estados que tomaron sus directivas, uno de los delitos de lesa humanidad más estrafalarios de la historia"